miércoles, 4 de agosto de 2010

Día 10 de agosto Sarajevo – Mostar 380 km

Me levanto tarde y me voy a dar otra vuelta por Sarajevo, aunque reconozco que de día pierde parte del encanto que tenía de noche, al menos para mí.








Entre pitos y flautas salgo tarde, me entretengo demasiado y al final salgo sobre las 10:30 dirección Dubrovnik, hay dos posibilidades, o por Mostar y así la veo al pasar, o pegado a la frontera de Kosovo, en la que veo una carretera que dibuja cien mil curvas. Elijo esta última y bendita elección, que maravilla de carretera Hasta Foca voy tranquilo, veo más pistoleros con radar y no quiero más problemas, pero la carretera invita a disfrutar de la moto, es preciosa.



A partir de Foca y hasta Gacko es una auténtica pasada, se convierte en una carretera de montaña que discurre a lo largo de un valle entre montañas preciosas, para luego subir un puerto en el que las curvas se cierran cada vez más, en el que la carretera se estrecha y el asfalto se estropea. Ahí ya me olvido de los pistoleros disfruto la moto y el paisaje.





Luego bajas el puerto y atraviesas un altiplano a 1.200 metros de altitud, con un paisaje absolutamente verde para volver otra vez a las montañas, a circular en paralelo a un pantano del mismo color verde que el del día anterior, para terminar llegando a Gacko, un pueblecito agradable, con tranquilas terrazas, construido alrededor de una enorme central eléctrica que tiene a su lado una inmensa mina de cielo abierto que, imagino, es la que le da de comer carbón.



Si eres motero y algún día vas de Sarajevo a Dubrovnik, elige esta opción, no te arrepentirás,

Pasado Gacko el camino discurre igual de bonito que antes, hasta que pocos kilómetros antes de llegar a Dubrovnik te encuentras la frontera con Croacia. Un chiringuito montañero que se pasa en un pis pas. Antes de eso, al repostar todavía en Bosnia, el gasolinero me intenta tangar y cobra en mi VISA el doble del importe tratando de hacerme un lío entre su moneda y los euros. Me pongo serio, me quito el casco y finalmente accede a devolverme en metálico la diferencia con lo que ha cobrado con la VISA. Pese al gasolinero y al poli de ayer, me caen bien estos bosnios.



También aprovecho para lavar a la princesa, se lo merece, no había visto el agua desde que salió de Madrid. Veo un sitio que lavan vehículos y entre tres chavales la dejan como cuando salió de fábrica. Los chavales no valoran que han quitado cadáveres de mosquitos españoles, italianos, griegos, turcos, búlgaros, servios y bosnios, eso parecía un cementerio de mosquitos de la ONU.

No se puede quejar de mimos...

Dubrovnik es, a nivel fronterizo, una especia de isla dentro de Bosnia. Es de soberanía Croata, pero está, geográficamente, totalmente metida en Bosnia. Una especie de “Gribraltar español” pero en los Balcanes. Pensaba yo que cualquier día de estos se dan de tortas ora vez para reclamar la soberanía bosnia de Dubrovnic, dios no lo quiera….

Otra cosa que llama la atención es que aquí todos los coches llevan la pegatina detrás con las letras de su país (BIH, SRB, HR…). Lo idiotas que podemos a llegar a ser los humanos. Venía pensando la de agujeros que han tenido que hacer estos tíos en las fachadas de las casas y en los suelos de los cementerios para poder mostrar orgullosos esas pegatinas en sus coches. No hay mayor estupidez que darse de tortazos por dibujar fronteras y los seres humanos lo hacemos recurrentemente. Espero que en nuestro país triunfe la sensatez y no vayamos por el mismo camino que aquí.

Por fin llego a Dubrovnik, y si, desde arriba es esa vista que todo el mundo ha visto en fotos o postales alguna vez. Es una ciudad de cuento, una especie de isla o península, totalmente amurallada, es como una hondonada rodeada por una alta muralla de la que descienden casas apelotonadas en fuerte pendiente hasta el centro y vértice de la ciudad, que es la calle central. Imagino que tendrán buen alcantarillado, porque si no, los pobres del centro terminarían ahogados cada vez que lloviese. Está totalmente reconstruída tras el bombardeo que sufrió y lo han hecho bien, a diferencia de Mostar o Sarajevo, no queda ni rastro de aquello. La verdad es que es bellísima, pero nada más llegar yo ya sabía que no pasaría mucho tiempo allí, esta literalmente invadida por manadas de turistas. Dejo la moto en un hueco imposible e intento entrar en el recinto amurallado, pero hay que esperar, la puerta de la muralla no tiene suficiente ancho para el caudal de gente que quiere entrar por allí. Una vez dentro me juro una visita rápida para largarme en cuanto pueda. Cumplo con Dubrovnik, me la pateo entera, me tomo una cerveza a precio indecentemente más alto de las que me estaba tomando hasta entonces y salgo escopetao de allí. Quizás sin tanta gente….






















Voy dirección Mostar, creo que dormiré allí, al fin y al cabo Bosnia me había gustado y tenía aún mucha moneda bosnia en el bolsillo.

Cojo la carretera de la costa y ya me doy cuenta de lo que es la costa croata. Es increíble. Si llego a ver esta costa antes de la amalfitana, esta última me habría parecido fea. Toda la costa está salpicada por un montón de islas muy cercanas de caprichosas formas y tamaños. Con el sol cayendo y reflejando la luz en el agua la imagen es de foto de revistas de viajes, pero tiene algo malo, el tráfico es densísimo, ya estamos de nuevo en Occidente y se nota, las hordas de turistas moviéndonos de lado a lado. En este tramo de costa yo creo que hago más kilómetros por el carril contrario que por el mío. Vaya por mi poli bosnio favorito!



Llego otra vez a una frontera y esta vez paso a Bosnia de nuevo, tras el consiguiente atasco que procuro saltarme con mucha jeta. Pero a los pocos kilómetros vuelvo a pasar, tras otra frontera, a Croacia, joe! Vaya lío tengo ya. Tengo la cabeza como mi bolsillo, que tiene liras turcas, lo que sea búlgaras (que no me han querido cambiar en el banco), de las Serbias y hasta algún euro. Menos mal que no he sacado aún kunas croatas….desde mi simplicidad de turista y de viajero sigo pensando que todo esto es una estupidez, por una puta pegatina en un coche…

Y lo confirmo cuando, tras pasar una nueva frontera y acceder a Bosnia de nuevo, llego a Mostar, ciudad a la que se entra atravesando el cementerio. Como se les ha quedado corto lo han ampliado al otro lado de la carretera, por lo que pasas por en medio. No tendría nada de raro, salvo que todas las tumbas tienen la misma columna blanca en la que la fecha de muerte ronda entre el 92 y el 95. Al ver todo ese sembrado de columnas blancas te preguntas como estos tíos pueden tener esto así de presente, en medio de su ciudad, siendo tan reciente. Imagino lo que es entrar todos los días en tu casa llena de agujeros de balazos que te recuerdan lo que allí pasó. Pero no es el único cementerio, Mostar está lleno de pequeños cementerios dentro de la ciudad, con las mismas columnas blancas comunes en todos ellos. Hay una gran diferencia con Sarajevo, aquí no han escondido sus cementerios ni sus ruinas. Mantienen muchos edificios destrozados en la ciudad como para que sirva de recuerdo de lo que pasó. Algunos incluso tienen un andamio para evitar que las ruinas se caigan del todo, pero el contraste que hacen con el resto de edificios es un recuerdo permanente que ahí está.



De repente me asalta en un semáforo una chica en un scooter. Me pregunta si busco habitación y le digo que si, su inglés es bueno y es fácil la conversación con ella. Me convence para que la siga, tiene una habitación y dice que confíe en ella, que me va a gustar, que no está lejos y es un sitio tranquilo. Le pregunto el precio y me dice que son 20 euros, nada pierdo por probar.

Le sigo y tras callejear me lleva a una casa que han debido habilitar para alojar turistas. Está muy escondida, por lo que imagino que el único método para captar clientes es el que ha seguido la chica conmigo. Cada vez que ve un motero con maletas y pinta de despistado, le asalta. La habitación está muy bien y el baño totalmente nuevo, me quedo allí.
Bajo a Mostar y de nuevo, como Sarajevo, consigue sorprenderme, que cosa tan bonita de ciudad. Mucho menos turística que Sarajevo, está tranquilísima. En el centro el famoso puente sobre el río, iluminado de una forma espectacular. Creo haber visto un programa en el que había saltadores que se ganaban la vida saltando desde allí al río para regocijo de los turistas. No me lo explico, la altura me parece descomunal y el río, al menos en esta época, tiene muy poco caudal. Todo el centro de la ciudad es de cuento, pero sin masificaciones, lo que me hace estar aquí muy muy feliz!!

Debo ser un tío raro, me encuentro a gusto en Mostar y he huido de Dubrovnik, que cosas…

Hoy he pasado cuatro veces la frontera entre Bosnia y Croacia y en cada una de esas zonas hay una moneda diferente y, sospecho que, una lengua diferente. Yo no entiendo nada…

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