lunes, 16 de agosto de 2010

Presentación

Esto no es una crónica de viaje al uso, es más bien un diarío de viaje, una serie de relatos y reflexiones escritas en directo cada día al final de la jornada de moto, sin maquillajes posteriores. No reflejo solo las cosas que veo, sino muchas de las sensaciones y pensamientos que pasan por mi cabeza mientras voy en la moto.

Es un viaje de 14 días en el que paso por 10 países con un objetivo claro, llegar a ESTAMBUL, pero tratando sobre todo de disfrutar del camino, un camino que me llevó por Italia y Grecia hasta llegar a Estambul y que me trajo por Bulgaria, Serbia, Bosnia, Croacia, Eslovenia, Italia y Francia.

Un viaje intenso, tanto por la cantidad de sitios signifícativos por los que paso, como por los drásticos cambios que voy viviendo y el poco tiempo que tengo para poder interiorizarlos.

No es una ruta originalmente confeccionada por mi, es una ruta que surgió a raíz de leer la excelente crónica de un viaje similar que publicó Mc Bauman en bmwmotos.com.  Mc Bauman me hizo soñar con este viaje y pensar que era posible hacerlo en tan solo 14 días. Al releer la crónica de Mc Bauman a mi vuelta, puedo comprobar como hemos sentido las mismas sensaciones en  muchos de los sitios y como en otros, la percepción que tuvimos cada uno fue muy distinta. Gracias Mc Bauman.

Soy de los que piensa que viajar en moto te reporta unas sensaciones que no vives en otro tipo de viajes y qué mejor moto para viajar que una increíble y magnífica BMW 1200 GS Adventure, la que me llevó a Estambul y me trajo de vuelta sin una sola incidencia mecánica y tratándome como a un marqués durante todo el camino.


domingo, 15 de agosto de 2010

Día 30 de julio, empezamos!!!! Madrid-Barcelona 610 km

Vaya tela, si, soy un desastre, ayer confirmé que no tenía la puñetera carta verde y sin ella me temo que me quedo plantado en alguna frontera sin poder pasar…tengo que conseguirla como sea.

Mi idea es ir a trabajar y salir sobre las 12h para llegar holgado al ferry de Barcelona. La cosa empieza mal, ayer no terminé de hacer el equipaje, voy pillado, y además soy consciente de que me dejo cosas, he decidido ir con la cazadora de verano, un suspirito lleno de agujeros para que entre el aire, pero con las temperaturas que voy a pillar creo que es la mejor opción. Estaría de coña si no es porque no encuentro el chubasquero, y como me caiga un tormentón se me van a empapar los huesos. Bueno, ya no tiene remedio, allá que vamos sin chubasquero!!

Me levanto tranquilo, me visto de “casual” y me voy a la oficina. Desayuno con mis amigos, desayuno de despedida, huele a mar, bueno, yo huelo más a gasolina, pero veo que las sonrisas son más amplias que las de los demás días.

Tengo que conseguir la “carta verde”, no me puedo ir sin ella. Levanto el teléfono y allá que voy. Todo son pegas, mi agente de seguros es de Granada, “la saco y te la envío por correo”, a lo que respondo “salgo en dos horas, qué, me la envías, a Roma?” jooooooder, me las tendré que apañar yo. Llamo a AXA y todo pegas, que si mi agente es de Granada, que si no accedo a los datos, que si vayas no sé dónde, ya está bien!!! Después de varias llamadas cojo mi milenaria vespa y me planto en una agencia AXA, no me voy de aquí sin la puta carta….y claro, me llevo la carta, una cosa menos.

Lo bueno de tanto estrés de última hora es que apenas me ha dado tiempo a pensar en que me piro solo! Nunca he viajado solo, ¿me aguantaré a mi mismo? Soy un ser básicamente social y no sé yo…… es igual, hay que ver el lado positivo, voy a ir a mi bola, sin depender de nadie, haré lo que me plazca y me cundirá mucho más que en compañía.

Termino cuatro cosas en la oficina y salgo volado a casa a hacer el equipaje. Antes de eso, doy un abrazaco a mi amigo Alex, a ver si se saca el carné de moto de una puta vez y me puede acompañar a alguna de estas. Ahora me acuerdo de ese Marruecos con él (en quad) y con Futre, joder que dos compañeros, los mejores!!. Con tíos así cerca es mejor no ir solo. Vale, a la próxima con ellos!.

Por fin salgo, a las 12:30, que buena hora!!! Llevo 5 kilómetros y me da la neura, “ ¿he metido esto? ¿Y lo otro? Creo que me lo he dejado…” Pienso en parar la moto y comprobar el equipaje, aún estoy a tiempo de volver, pero sale el verdadero “yo” y dice, “a tomar por culo, no paro, llevo la moto, el casco y los papeles, lo demás es prescindible”. Continúo y me incorporo a la A2, “diossssss, que atascazo!!!” ¿qué carajo hace la peña aquí? Tenían que estar currando, me he pirado antes para evitar este atasco, pero aquí estamos todos. Aún así me considero afortunado, 32 grados, ayer a las seis de la tarde había 40 grados, menuda suerte. Pasado Guadalajara ya el tráfico va suelto y puedo poner un crucero de 160 km/h.

Es la velocidad perfecta para esta moto en autopista, va cómoda ella y voy cómodo yo.

Pero algo pasa, la jodida moto se mueve más que la compresa de una coja, ¿será por las maletas? Coño que raro, las he llevado muchas veces y esta moto es un tanque, normalmente ni se inmuta. Me paro y lo veo…mi mecánico!, ha debido trastear y ha aflojado todo el pomo de precarga del amortiguador, se le debió olvidar apretarlo, Le doy dos millones de vueltas y continúo…., ahora si, joder que diferencia, es el puto AVE, a 160 con las maletas y va sobre raíles, como me gusta esta moto, ¿no lo había dicho hasta ahora?.

En el km 103 me paro a tomarme un bocata, algo breve. Continúo sin más novedad hasta que a 80 km de Zaragoza me paran de sopetón. Avanzo colándome entre los coches parados y veo el hostión. Me dice el guardia civil que ha sido hace media hora. Es justo en el comienzo de la zona de obras, están asfaltando, desviaban el tráfico y se ha debido montar gorda por algún despiste. Hay un autobús implicado y muchos coches. Veo muchas ambulancias y un helicóptero, algún cadáver cubierto en el suelo, pufff, que mal rollo me entra, pobres, se van de vacaciones y mira…

Trato de pensar en otra cosa y me vuelvo a poner a velocidad de crucero. Joder que suerte, atravieso los Monegros y la temperatura máxima que alcanzo es de 33 grados. Un año antes hacía el mismo recorrido a 44 grados y creía morir. Hoy voy de coña. Pasados los Monegros la temperatura baja a 27 grados, que delicia, el aire que entra refresca, no puedo creer mi suerte. Había pensado que este viaje hasta BCN sería un horno y mira…

Llevo todo el viaje encebollado en comprar unos adhesivos con la bandera de España para poner en la moto. Orgullo patrio, quiero pasear mi bandera allá por donde vaya, por que si, por que “yo soy español, español, español”. Por fin consigo los adhesivos y los pongo, no son los que me hubieran gustado pero es la bandera!! Me sale una sonrisa debajo del casco.

Ya estoy a 20 km de Barcelona, zona comanche de radares, voy distraído a 100 km/h y cuando me doy cuenta miro por el retrovisor y...flahsazo! me cazaron, limitación a 80 y foto a 100. Una más, hago colección, a Peré Navarro le parece que lo que pago de impuestos es poco, por lo que debo contribuir con aportaciones extraordinarias para poder financiar el plan E y demás soplapolleces y dispendios de nuestro amigo el de la ceja. Será por dinero….

Llego al Puerto y cojo los billetes, voy bien de tiempo y decido ir a un súper a comprar viandas para el ferry. En la cola del ferry conozco otro español que viaja solo en moto, él ira al Norte de Italia, charlamos un rato hasta que embarcamos. Hablo con mi madre y con mi hija, puffff, como voy a echar de menos a mis hijos! Menos mal que los dejo en buenas manos, las mejores. Yo les elegí la madre y no lo pude hacer mejor.




Ahí, la primerita!!!!

Por fin el embarque, vaya Ferry! No se parece nada al de Génova, este es mucho más pijo. Me siento en una mesa y me preparo el súper picnic! Mi botella de vino es la envidia del pasaje.

sábado, 14 de agosto de 2010

Día 31 de Julio, Ferry unos 90 km

Vaya nochecita, a la hora de sacar el billete del ferry, mi espíritu austero, que yo desconocía tener, triunfó sobre mi lado comodón y me saqué el billete en cubierta, sin camarote, 200 euros de diferencia tienen la culpa. Por una vez fui previsor y me subí la colchoneta y el saco de dormir con idea de dormir en cubierta. Imposible, la cubierta está muy mojada y hace mucho frío y viento, habrá que buscar sitio dentro.

El único sitio dentro que no tiene todas las luces encendidas es la sala de butacas, pero hay muy poco sitio para tirarse en el suelo y los pocos que hay decentes están ya cogidos (jeje, son las dos de la mañana, cosas de pimplarse una botella de vino en soledad…). Decido tirarme al lado de una puerta que pone “salida de emergencia” y maldita la hora, craso error. Por ahí se accede a un pasillo donde están los servicios. La sala es de unas 100 personas, pues juro que al menos 50 salieron a hacer aguas menores o mayores a lo largo de la noche y claro, cada vez que salían abrían la puerta chirriando a saco al lado de mi oreja a la vez que un enorme un chorro de luz me cegaba la cara. En fin….que he tenido noches mejores.

A las 7:30, harto del trasiego y de no pegar ojo me levanto. Tomo un café y dejo transcurrir la mañana al solecito, curioseando a la gente y leyendo a ratos. A las 12:30 llegamos a Cerdeña, dónde baja y sube gente. Ahí tiene lugar una transformación en el barco, llenan la piscina y extienden multitud de hamacas. Como por arte de magia aparecen multitud de ragazzas que debían tener escondidas en la bodega, todas con minúsculos bikinis y bronceados cuerpos. Es increíble, en Italia no deben existir los donuts (los han sustituido por silicona), están todas delgadísimas y si, buenísimas. Esto lo acreditaré con documentación gráfica que tuve que sacar para que no se me tache de mentiroso. Si va a ser verdad eso de que las italianas son guapas oye, ¿y yo para que quiero ir a Turquía?.

Veasé:




En el apartado de curiosear a la gente veo cosas con las que flipo. La noche anterior había una chica española con aspecto de punkie viajando sola, pelo rapado por los lados y largo por arriba, uñas moradas, ni fea ni guapa. Se veía que buscaba compartir el rato para hacer el viaje ameno, ya que no paraba de mirar y sonreír a uno u otro que veía solo (eh eh, a mi también, pero no era mi estilo, no le funcionó, jeje). En esto que entabla conversación con un italiano de su mismo estilillo, de estos con pintas de no haberse duchado en una semana pero con su punto hippie gracioso y melenilla rizada desaliñada de esas que gustan a las niñas. A las dos horas están dándose abracitos en cubierta para combatir el frío, a las tres se están comiendo a besos en la sala de butacas en la que yo duermo. Imagino que lo hicieron por no tener que practicar idiomas, al fin y al cabo los besos se entienden igual en español que en italiano. A la mañana siguiente ella desembarca en Cerdeña y el sigue a Roma, la despedida es cómo si se conociesen desde que ambos se destetaron, que cosas….¿me estaré haciendo viejo?

La tarde ya se me empieza a hacer larga en el barco, estoy deseando llegar a Civitavecchia, coger la moto y rodar. Mi intención es conseguir pasar Roma sin detenerme en ella, al fin y al cabo estuve no hace mucho. Quiero dormir en algún pueblo costero al sur de Roma, pero si se retrasa el ferry no sé si me dará tiempo.

He decidido coger el Ferry en Bari el lunes 2 a las 22 h, ya que el día 1, domingo, es a las 12h y tendría que pegarme el madrugón salvaje e ir a saco sin ver nada para poder pillarlo. Cogiéndolo el 2 puedo pasar tranquilamente por la costa amalfitana.

Unos italianos me han recomendado que tenga cuidado en Nápoles con la moto, que vuelan, que la deje en garaje.

Antes de desembarcar se me cae el mito, los pivones de la piscina eran las bailarinas y gogos de un grupo de baile, algo así como las “Malibú Girls” Ya decía yo, no era normal semejantes cuerpos, seguro que las italianas taxistas, ingenieros o vendedoras de El Corte Inglés son unos cayos y comen donuts de dos en dos.

Llegamos a Civitavechia a las 20:30 y consigo desembarcar a las 21h, muy tarde. En el desembarque soy más rápido que Alonso en las salidas de un GP, hago la pole y salgo el primero, pensaba que nos detendrían y no me da tiempo a despedirme del otro español, el de Gerona, quería desearle suerte, lástima, dudo si parar a esperarle, pero con el lío de camiones decido tirar. Veo desembarcar al italiano que se lió con la española maqui. El tío es todo un personaje, va en una vespa milenaria que parece que se va a desmontar al primer bache, lleva una especie de orinal por casco y una bolsa atada delante y otra atrás de la misma época que la vespa. ¿Qué se habrá recorrido este pollo con este maquinón? Miro mi BMW y casi me da vergüenza, Que pijos somos… Dudo si tirar para el Sur o buscar hotel en Civitavechia, estoy cansado y necesito una ducha, solo quiero cama. Paso por unos restaurantes al lado de playa chulísimos y “voila” un hotel, esta es la mía, es un 3 estrellas, parece muy apropiado. Paro la moto, entro a preguntar y si, le quedan habitaciones, pregunto el precio y el pollo me dice que 95 euros!!!!! “oye tío, que es para mi solo y la he pedido sin masaje” joooooder, como no se decir en italiano que deje de fumar porros cuando trabaja, simplemente le digo que muy caro y que me piro.

Paro en el siguiente, más modesto, casi cutre, vale, ya lo sé, aquí la marihuana es muy fuerte, no me cabe duda, me dice la chica que 85 € y el caso es que no tiene pinta de emporrada, a ver si eso es lo que valen por aquí…vaya ruina!

Que no cunda el pánico, estamos cerca de Roma y en la costa, unas playas chulísimas y unos sitios muy pijos, normal lo que cobran. Tomo la decisión de coger una carretera que va hacia el interior, seguro que en algún pueblo sin playa hay hoteles decentes a precios normales, si no este viaje va a ser una ruina. Craso error, empieza mi periplo buscando hotel y no hay nada, hasta que llego a Bracciano, un pueblo chulísimo al borde de un lago, aquí si que sí y ya estoy dispuesto a pagar lo que sea. Pues mal, pinta mal, dos hoteles completos pero veo que hay un camping, así que allá que voy, dispuesto de nuevo a echar cuerpo a tierra con tal de que tenga duchas. Agua, la recepción está cerrada, son las 23h. Puedo colarme, buscar donde plantar la tienda y arreglar cuentas mañana, pero decido un último intento para localizar un hotel que marcaba mi GPS en el pueblo. Quiero una camaaaaaaaaaaaaaa.

Encuentro el hotel y finalmente pago casi lo que en los otros (75 euros), podía haber acabado antes, parece que esto es lo que hay. Es modesto pero tiene mejor pinta por dentro que por fuera y la cama es duraaaaaaaaa!!!

Mi hotelazo!!

Lo bueno es el garaje, me lo vende el pollo como si fuera un garaje vigilado con cámaras de seguridad. Llevo la moto y es una especie de armario de puerta de madera vieja y lleno de ordenadores de desguace, apenas cabe la moto. ¿Seguro que estoy en Italia?


Me ducho a toda prisa y bajo con intención de comer algo. En un italiano me admiten pese a ser casi las 00h y me dan unos espaguetis riquísimos. Lo reseñable no es eso, es la cerveza, pido una birra y el pollo me viene con una botella de 66 cc, jejejeje, esta es la mía, me la voy a tener que beber!. Veo al camarero con su sonrisita y pienso “conmigo no puedes chaval, yo nunca me pido una birra sola, por muy grande que sea esta, caerá la segunda, total, siempre me dijeron que el tamaño no importa”. Y claro, a cabezón no me ganan, cayó la segunda, mejor no pensar cuantos cc me metí, total, no tenía que conducir y ya se me ha pasado, jeje..Ya no estoy para muchas, así que al hotel directo que mañana no quiero salir tarde.

viernes, 13 de agosto de 2010

Día 1 de agosto, Bracciano-Positano 400 km

Cómo he dormido!!, como un lirón, yo quería madrugar pero la cama era demasiado cómoda, así que desayuno sobre las 9:30 y salgo sobre las 10:15, joder, yo en los viajes a Marruecos era odiado porque estaba listo en 10 minutos, aquí necesito 45, vaya….

Bracciano, qué pueblo más bonito, y el lago….intento buscar el lago, un sitio bonito para hacer una foto, hago algunas y decido tirar hacia la costa.



La temperatura es perfecta, sobre los 25 grados y la zona muy verde, da gusto ir en moto a esta hora de la mañana.


Tampoco hay tanta diferencia entre la Italia rural y la España rural

Voy hacia la costa pero… Roma, maldición, Roma está ahí al lado, que difícil resistirse, quiero ver Roma pero….estuve aquí hace no mucho, con Alicia, Alex, Enrique y sus mujeres. Fue un viaje fantástico y si entro en Roma….

No hay más que hablar, a la costa!! Me adelantan dos romanas hipermorenas e hiper pijas de la muerte en una Transalp, están de vacile, sonrisitas y miradas, van a la playita y pronto las pierdo. Yo a lo mío.


El buen gusto italiano está fuera de toda duda...

Es increíble como conducen estos tíos, en el Norte de Italia te sorprenden, pero aquí ya son la leche, no respetan nada. Si vas a tu derecha en una carretera de un solo carril, el de detrás se te pone en paralelo casi echándote, las líneas están para decorar el asfalto. Yo como el refrán, “si no puedes con ellos únete a ellos”, así que tardo escasos minutos en conducir a la italiana, lo malo que estos vicios luego te los llevas. No me cuesta, los que me conocen saben que tengo una vena muy macarra y casi disfruto conduciendo así. Al rato me doy cuenta de que ya no me fijo si la línea es continua o no al adelantar y un poquito más tarde en que ya no pienso si viene uno de frente o no, solo si cabemos los tres en paralelo.

Me peleo mil veces con el GPS! Eso de no tener compañero de viaje es lo que tiene, con alguien te tienes que pelear y que mejor que con tu GPS. El muy capullo me tira hacia el interior y yo empeñado en la costa, vale ya, no? Aquí mando yo, a la carretera de la costa!!!. Si, me entra complejo de dictador con mi compañero, pero alguien tiene que decidir y quién mejor que yo!

He decidido bajar sin perder de vista el mar, creo que es la mejor opción, aunque el capullo del GPS se empeñe en lo contrario.

Tratando de coger la carretera de la costa llego a un pueblo llamado Neptuno, como el Dios pero sin tridente, al menos yo no vi. Estos tíos no saben que en Madrid tenemos una plaza del mismo nombre, donde cuatro mataos aficionadillos del segundo equipo de Madrid celebran sus escasos triunfos.

En una de esas carreteras costeras veo chicas en el arcén en una silla a pleno sol, prostitutas. Esto, en las carreteras, solo lo había visto en alguna región española, Cataluña. Me dan pena, pobres, esperando al sol un improbable cliente. Hay gente para la que la vida es muy jodida, uno siente una mezcla de vergüenza por ser tan afortunado y rabia por la situación al ver cosas así.

Recorro toda la línea costera desde Neptuno hasta Terracita. Son kilómetros y kilómetros de playa magnífica y abarrotada de italianos (e italianas, joder con las ragazzas…).Es domingo y estamos cerca de Roma, están todos aquí. Me río yo de la densidad de población de los chinorros, si todos estos italianos en invierno están en Roma es perfectamente explicable el caos circulatorio de la ciudad. En esta zona, a lo largo de toda la costa hay unos lagos aparentemente no conectados con el mar, desconozco si son de agua salada o dulce, imagino que salada, ya que la línea de tierra que les separa del mar es de apenas 100 metros.


Hay multitud de canales que de adentran tierra adentro y que los italianos aprovechan para fondear los muchos barcos que hay por la zona. Estos tíos tienen pasta. Si me pongo a contar barcos y piaggios, ganan los primeros de largo. La temperatura sigue perfecta, sobre los 28 o 29 grados, calor soportable. El tráfico es muy denso y pienso que a este ritmo no llego a Estambul ni en cinco meses. Es igual, si no se llega, no se llega, tampoco pasa nada, que me quiten lo bailao.

Me suelto de manos y ¿qué pasa? El manillar tiene el baile de San Vito, por diosssssssss, esto no lo hacía antes de llevarla al mecánico, no lo hacía con las ruedas viejas, Lo más probable es que me hayan equilibrado mal las ruedas. Esto, en otras motos, en la africa o en la XR, me la chiflaría, pero en esta que va como la seda, me jode, me jode mucho. Ya no tiene solución, tendré que aguantarme el viaje así.

Casi me piño, sorteando a un coche parado, salgo al escaso arcén para adelantarle sin darme cuenta que está lleno de arena de playa que me coge de sorpresa. La moto cabecea y la sostengo por los pelos. Será por arenas que he pasado en los viajes a Marruecos y mira tú por dónde…

Paso Terracita, bonito y tranquilo pueblo, pese a ser centro turístico. Llego a Gaeta. Leí a Mc Baumann, mi inspirador, que le gustó el pueblo, a mi no tanto. El centro, de callejas estrechas, es bonito, pero lo demás me parece horrible. Construcción turística a tope de los años 50, edificios de apartamentos cutres y mogollón de gente. Salgo pitando, quiero una cerveza y no encuentro dónde.


Callejuelas del centro de Gaeta

Siempre que voy de viaje me pasa, veo cantidad de sitios chulos dónde pararte a tomar una cerveza o a comer cuando no toca hacerlo y en cambio cuando te apetece no ves el sitio apropiado, debe ser alguna de las leyes de Murphy. Estaba yo en estos pensamientos tan profundos (místico que soy), cuando el de delante frena en seco y casi acabo de copiloto entrando por el cristal de atrás, me quedé a dos centímetros. Igual debería ir más centrado….

Decido que la cerveza tiene que ser en un chiringuito playero, para dar envidia a los italianos, ellos con su escaso bañador y yo vestido de moto hasta las cejas. La entrada puede ser triunfal, tendré que poner cara de “a que molo, eh?” (esto es homenaje a mi amiga Susana, porque la molo).

Vaya, estos chiringuitos son de pelearte por pedir en la barra y buscar luego una mesa libre, no, yo lo que quiero es sentarme y que me sirvan una cerveza bien fría. Será mi sangre azul, seguro que algún antepasado lejano fue conde o duque por lo menos y de ahí me viene la tontuna. Al rato, viendo que todos los chiringos son del estilo, decido renunciar a mi sangre azul y adaptarme al medio.


Triunfé, pedazo de botella de cerveza de 66 cc sentado a la sombrita.


Continúo camino incumpliendo los mandamases moteros, me quito la chaqueta y voy en camiseta. La temperatura es de 29 grados, pero no llevar la chaqueta hace que el camino sea una delicia y al fin al cabo, voy pisando huevos.

Las playas de la zona ( y luego comprobé que también en la península sorrentina), están totalmente industrializadas. No hay un metro de arena libre, es una especia de plantación inmensa de sombrillas propiedad de los hoteles y restaurantes. Eso si, para hacerlo más cromático, cada 100 metros cambian el color de las sobrillas. No me gusta nada el concepto, más bien me repugna, playas privadas y negocio por tirarte en la arena. Cada vez me gusta más España.

Horrorosa industrialización de las playas italianas
Me acerco a Nápoles, no me gusta nada, que cutre todo. El asfalto es una sucesión de baches, debe ser que asfaltan las calles cada 30 años. El barrio por el que entro, por la carretera de la costa, es espantoso. Casas viejas, sucias, a medio construir, basura por todas partes. Debe ser un suburbio, pienso (luego ví que el resto era igual). Esta lleno de africanos, a los pobres siempre les dejamos lo peor.








Según me adentro en Nápoles flipo en colores, llego a sentir asco. La basura corre por las calles (pero correr correr), las casas viejas, feas y sucias. No he visto ninguna ciudad europea tan sucia, juro que parece una ciudad marroquí, pero de las muy sucias y muy feas. Además es la ley de la selva, los ciclomotores campan a sus anchas sin casco y sin normas, te adelantan por la derecha, por la izquierda. A estos tíos desde pequeños les han enseñado a conducir así, para ellos el acelerador tiene dos posiciones, on y off, no hay punto intermedio, o están parados o el gas va a tope.

En Nápoles vuelvo a ver prostitutas en los arcenes.

Gracias a tres iluminados (Montilla, Sebastian y Zapatero) mi empresa, antes una de las primeras empresas españolas, ahora es italiana. Voy conduciendo, observando la ciudad y pensando que si algún día me trasladan a Nápoles tendría que dejar la empresa, yo no podría vivir en un sitio así. Se conoce que estos tíos no pagan el impuesto de recogidas de basuras de Gallardón. Yo les dejaría al Gallardón 8 años, posiblemente les endeudaría hasta las cejas, pero les dejaría la ciudad patena.

Busco salir de allí cuanto antes. Además, mejor evitar riesgos, unir la camorra napolitana, la mafia y la chulería madrileña, puede ser peligroso.

¿Y pensar que Maradona cambió Barcelona por Nápoles? Jugaba bien, pero nunca fue muy listo, esto me lo confirma.

Para que no digan que soy un tío cabezón, agacho las orejas y hago caso fielmente a mi GPS para que me saque de allí cuanto antes. Vaya callecitas por las que me llevó el pollo, si lo sé…

Paso cerca del Vesubio, pero como soy un borrico no distingo cual es. Paso también Pompeya y veo sus ruinas desde la moto, no hay tiempo para más.

Busco recorrer la península sorrentina. La zona es preciosa pero con un tráfico infernal, sobre todo en la parte del Golfo de Nápoles, hasta Sorrento. Veo la isla de Capri al fondo, preciosa, ¿podría llegar a nado?. Luego entro en el otro lado de la península, en el Golfo de Salerno y alucino. Con razón es tan famosa la costa amalfitana. La carretera se despeja, ya no hay tráfico, el asfalto es perfecto y las curvas increíbles. Por fin puedo dar al gas. Me divierto, me divierto mucho, que ganas tenía...


Esa del fondo es Capri



Así, haciendo curvitas llego a un pueblo de postal, Positano. Es un pueblo enclavado en un valle que desciende en vertical hasta la playa, que cosa tan bonita.

Possitano

Decido que duermo allí, son las 18:30 pero me apetece pasear y relajarme. Busco hotel, en el primero me dicen el precio y decido no poner cara de perro, no vaya a ser que tenga que volver al rato con las orejas gachas. A la segunda acierto, ya cualquier disparate me parece razonable. Y eso que solo pregunto en los hoteles…¿cutres?, bueno no, modestos. Está en la parte de arriba del pueblo, pero así paseo. La bajada andando al pueblo me parece larga, pero las subida, por el mismo sitio, juro que es cinco veces más larga, ¿cómo lo habrán hecho? Que barbaridad, vaya subidita.



kit del viajero solitario
Es pueblo es muy pijo, demasiado diría yo, paseo, disfruto y tomo unas cervezas a precio de la plaza de San Marcos, que pasada. Para ir con una chica está de coña, debía haber unas 100 tiendas de ropita de chavala, vestidos ibicencos, de mil colores y alpargatas y bolsos, pero voy sin chica y a mi me gustan las cosas más sencillas. Todos los restaurantes son para guiris, de mantelito rosa, dos copas, mogollón de cubiertos y servilleta en forma de flor. Yo ahí no ceno ni de coña, pero ni de coña. Escalo, tipo Edurne Pasabán, hasta la parte de arriba del pueblo y me meto en una trattoría cutre de manteles de cuadros, triunfo! Que pescadito…y que vino blanco de garrafa y que barato!!


A dormir, mañana más!


jueves, 12 de agosto de 2010

Día 2 de agosto Positano-Brindisi- Igoumenitsa 410 km, del Tirreno al Adriático

Me levanto sobre las 8:30, dormito y me ducho. Lo bueno de llevar el ordenador es que puedo sacar información online. Me conecto a Internet para consultar los ferrys y me llevo la sorpresa. Mi plan era cogerlo en Bari a las 20 h, pero también lo hay desde Brindisi a las 21 h y hay una enorme diferencia de precio. El de Bari 113 €, el de Brindisi 46 €, los dos en plan cutre, sin camarote, tirado en cubierta. La cosa está clara, a Brindisi, no soy catalán pero por la diferencia me hago una noche de hotel.
Aquí durmió la princesa, con las mejores vistas!!

Salgo de Positano a las 10 h para recorrer el resto de costa amalfitana. Es increíble, preciosa. La carretera, con poco tráfico, invita a dar gas, a tumbar y disfrutar la moto, pero el paisaje es tan bestial que prefiero disfrutarlo y rodar despacio. Estos italianos son la leche, cómo coño se las apañan para construir las casas, de la carretera al mar, la costa baja en vertical, sin concesiones, pero en todas partes se las han apañado para construir las casas como colgadas de la pared. Por la carretera ves cantidad de entradas que dan al vacío, pero que tienen unas escaleras que bajan hasta una casa, o mansión u hotel, construido en un sitio imposible. Que desayunos se deben pegar con esas vistas…




Acaba la carretera, llego a Salerno y dejo, una vez más, que el GPS mande dirección Brindisi.


Calles de Salerno
Como iba penando en las musarañas, me salto la salida de la autopista y hago 20 km de más, 10 de ida y otros 10 de vuelta. Esto es consecuencia de tener una vida interior tan rica, jejeje.

El trayecto de autovía sin novedad, hasta que llego a Taranto. Entro por la parte industrial y pienso “que sitio tan feo”. Paso por una refinería de la ENI, del estilo de la de Puertollano o Cartagena, de las antiguas, no como la de Tarragona, más apañadita y rentable, todo sea dicho. Pienso pasar de largo la ciudad pero veo en la autopista unos carteles que indican que tienen ruinas griegas y romanas. Voy holgado de tiempo, puedo acercarme y curiosear.

Joder con Taranto, que sitio tan bonito! ¿Cómo no conocía yo esta ciudad? ¿Es qué no tienen equipo de futbol? El centro histórico está formado por calles estrechitas, por las que no se puede circular, y edificios viejos, casi en ruinas, pero todo ello está lleno de sabor y autenticidad, me encanta. La parte que rodea el centro es de edificios con cierto aire señorial, calles perfectamente perpendiculares y paralelas, limpieza absoluta (será que vengo condicionado de lo de Nápoles). La única pega es que parece una ciudad fantasma, no hay tráfico, no hay gente, estamos a lunes y la ciudad está totalmente muerta. Me tomo unas cervezas y me voy a Brindisi. Quiero asegurar lo del ferry, si hay problemas aún tendría tiempo de rectificar e ir a Bari a por el otro ferry, como molo, que diría Susana.






Llego a Brindisi, esta ciudad parece enfocada al tráfico marítimo, todo indica al puerto. Voy a la Terminal y saco los billetes, el embarque es a las 19 h, son las 16, tengo un rato para relajarme. Encuentro la terraza perfecta en el centro de Brindisi, con las cervezas embotelladas en el tamaño perfecto. Aquí pienso pasar el rato escribiendo esta aburrida crónica y leyendo hasta la hora del embarque.

Mañana a las 5 de la mañana estoy en Grecia, en Igoumenitsa. Tengo curiosidad por ver que me encuentro, voy al país que, junto con España, peor ha sabido gestionar la crisis. Voy a tierra de filósofos, de pensadores, de dioses y de luchadores. Anda que no se dieron de leches estos tíos con los persas hace unos 2.500 años, que se lo digan a Aquiles, pedazo de bestia.

Brindisi me ha gustado, es un pueblecito tranquilo, muy tranquilo, tiene un centro peatonal con algunas terrazas muy agradables. Busco un super en el que comprar algunas viandas y un vinito italiano para el picnic en el barco y después me voy directo al puerto.




El embarque es sorprendentemente fácil, es un ferry pequeño y en cinco minutos ya tengo la moto dentro aparcada. Subo, joder, vaya ferry!, está de coña, maderita por todos lados, un restaurante super pijo, casino y una cubierta cuidada, sin los típicos óxidos de los ferrys, todo pintadito, me mola. En el tema ferrys la cosa tiene miga, no quiero ser para nada racista, más bien al contrario, pero si comparas los ferrys que transportan marroquís (los de España Tánger, Melilla o Ceuta o el Barcelona Génova que viene de Tánger) con el resto de ferrys que transportan occidentales, la diferencia es la leche. Que fue antes, ¿el huevo o la gallina? ¿somos tan racistas que dejamos los ferrys viejos y sucios a los marroquíes o los marroquíes tienden a ser guarretes y descuidados con las cosas? Me inclino por lo segundo, creo que conviven mucho mejor que nosotros entre la mierda, de forma objetiva. Imagino que esta opinión no es políticamente correcta, pero es la que es.





En seguida me doy cuenta de que los griegos son profesionales del ferry, que tíos! Yo a su lado parezco un principiante. Cuando subo, ya han extendido inmensos colchones hinchables, mantas y sacos, en los mejores sitios. Las cestas de la cena había que verlas, no les faltaba detalle, hasta pimenteros vi! Y yo que iba a presumir de picnic…es igual, el vino malo italiano y el queso, me saben a gloria. Los griegos siempre han sido un pueblo muy dado al mar, tienen multitud de islas entre las que se mueven en ferry. Imagino que para ellos el ferry es como para nosotros el metro, bueno para mi no, que voy en moto, pero prometo enmendarme y conocer, algún día, el metro.




Estoy nervioso, Grecia era la etapa del viaje que más ilusión me hacía y estoy a punto de llegar. Echo el colchón y el saco debajo de una escalera, en cubierta, al aire libre. Duermo sin llegar nunca a estar profundamente dormido, ni profundamente despierto. El ruido del barco, el agua y la luz que tengo sobre mi cabeza me impiden dormir bien. Que manía esta de no dejar un solo hueco oscuro en un ferry.


miércoles, 11 de agosto de 2010

Día 3 de agosto – Igoumenitsa – Olimpia – 706 km

Diosssssss, no tengo palabras para describir este día!!!!

A las cuatro de la mañana, harto ya de descansar sin descansar, decido levantarme. Llegamos a CORFÚ, isla en la que se baja parte del pasaje. Levantarse a esa hora tiene algo grande, veo amanecer en el barco, con la costa griega al fondo, me parece bestial, mágico. El trayecto final se hace entre la costa y CORFÚ, puedes ver ambas costas a los lados y el sol asomando por el lado de la costa griega. La luz rojiza se refleja en el mar calmo, que grande, me hincho a hacer fotos.






Por fin llegamos, en la Q3 he tenido un pequeño despiste y salgo retrasado, pero a la hora de la verdad me cuelo y vuelvo a hacer la “pole”. Me sigue de cerca una Susi GS 500 con una parejita de italianos. La salida del puerto tiene trampa, si te despistas te ves metido de lleno en la autopista ya sin solución, yo quería evitar la autopista y anduve listo, me metí hacia Igoumenitsa pueblo, que era la dirección buena. Me sorprende el pueblo, es un pueblo agradable, pequeño, totalmente volcado hacia el puerto. Son las 6:30, al menos en mi reloj y el pueblo está lleno de vida, las terrazas abiertas y la gente tranquilamente tomando café, ¿están locos estos tíos? Caigo en que debe haber alguna diferencia horaria, pero aún así es muy pronto para tanta actividad. Aún ahora mientras escribo esto no sé que diferencia hay.

Cojo la carretera de montaña hacia Ioannina. La carretera empieza a ascender, no hay nadie, absolutamente vacía, la temperatura es de 20 grados, diossssss, esto me gusta. Voy flipado, no me esperaba esto, después del tráfico italiano no esperaba una carretera de curvas sin tráfico y con airecito fresco. Os juro que iba en la gloria, disfrutando como no lo había hecho hasta ahora, La carretera era motera motera, curvas y más curvas ascendiendo y dejando al lado las espectaculares vistas del valle. A ratos me caliento y le doy al gas, tumbo, acelero, freno, diossssss, si estoy montando en moto, no solo transportándome!!!!!! Como me gusta. Cuidadín con el asfalto, es de lo que tienen pinta de agarrar poco, pero que agarran menos aún. Me patina en un par de curvas, patinazos nobles, como siempre los da esta moto. Si vas buscando la “pole” con ese asfalto ándate con ojo.




Llegando a Ioannina me duermo literalmente, no sé que me ha pasado, empiezo bostezando a saco y termino teniendo microsueños de esos en los que durante un brevísimo espacio de tiempo la moto ha ido sin piloto. Decido parar, seguro que es el efecto de la noche que he pasado en el ferry. Es curioso porque no me volvería a pasar en todo el día.

Paro en una terraza muy pija y me atiende la hija, nieta o tataranieta de alguna diosa griega, por dios bendito que mujer, que cara y que pedazo de sonrisa. En Italia, me han parecido muy secos, antipáticos y casi maleducados al atenderte. Esa sonrisa me pilla desprevenido, no lo esperaba, empiezan bien los griegos estos. Tratamos de entendernos y me doy cuenta de que ni ella me entiende a mí ni yo la entiendo a ella, complicado el griego este. Entre el maremagum de palabras incomprensibles, de repente ella dice una palabra que entiendo, “nescafé”, y le digo “siiiiiiiiiiiiiiii, eso”, sonríe y dice frappe, “pos vale”. Me trae una especie de batido de café helado y un vaso de agua, luego leí en la guía que eso es muy típico aquí, en adelante ya lo sé. El café hizo el efecto buscado y por fin me despertó. Marché, lamentando no poderme llevar esa pedazo de sonrisa en la moto para los momentos chungos.

Salgo dirección Metsovo, espectacular! Subiendo por la carretera ves que Ionnina está a la orilla de un enorme lago precioso, de cuento. En el medio una pequeña isla a la que la gente suele acudir en un barquito para cenar o tomar algo. Cachissss, no me da tiempo, lo dejo para otra vez….





La carretera a Metsovo me tiene flipado, es increíble, una sucesión de curvas y paisaje que no me esperaba para nada tan pronto. Y además, algo que sería constante todo el día, no hay nada de tráfico en Grecia, la gente no se mueve, las carreteras están vacías, no hay coches, no hay camiones, ni turismo siquiera. Para mí de coña, pero para ellos es muy mala señal. Históricamente las líneas de ferrocarril, el transporte y las comunicaciones han sido el motor de la prosperidad económica Si no hay transporte las mercancías no se mueven, no hay comercio y no hay dinerito moviéndose de un lado para otro. Imagino que estas carreteras vacías son una clara señal de cómo está el país, claro que la gasolina a 1,55 €/l no incentiva a moverse mucho.


A todo esto estoy encantado con la temperatura, que oscila entre 18 y 21 grados.

Paso Metsovo, precioso pueblo montañero que parece ser un centro turístico de invierno por el sky.Paso el “KATARA PASS”, otra increíble sucesión de curvas y paisajes. La sensación es de soledad absoluta, de paz. Es una soledad agradable, tranquilizadora, me está molando Grecia.


Voy camino de uno de los puntos más esperados, Meteora.


Meteora es magia, es un lugar fantástico. Es un conjunto de increíbles peñascos de caprichosas formas y huecos que se formaron debajo del mar hace millones de años y que ahora lucen majestuosos. Son paredes verticales de piedra, sobre cuyas cimas han construido imposibles monasterios. Lo primero que se te viene a la cabeza al verlos es cómo coño han podido hacer eso ahí y luego, cómo hacen para subir y bajar. Ahora han hecho escaleras que ascienden en vertical, pero antiguamente no las había, solo un rudimentario sistema de poleas por las que subían y bajaban material y personas.






En algunos hay una especie de telesilla que lo flipas, una especie de caja de madera o metal donde te sentabas y te llevaban colgando de unas cuerdas con el vacío debajo. Eso confirma que estos tíos no estaban muy preocupados por los riesgos laborales, a saber la de accidentes mortales de trabajo que han tenido. Les coge ahora una inspección y les cruje.
Aquí se aprecia el rudimentario telesilla




Impresionado aún, a la bajada me tomo una cerveza en una terraza desde la que contemplaba una de esas inmensas moles de piedra. Dios, que bueno!

Sigo, que hoy tengo camino. Paso por Trikala, me gusta, mucho bullicio, un centro lleno de terrazas rebosantes de gente, mola Grecia.


Te suena, Mc Baumann?
Desde allí continuo y paso la parte más monótona del día hasta llegar a Lamia, cerca ya de Delphos. Las temperaturas han subido, ya he visto los 37 grados en el termómetro y tengo calor. Veo el desvío a las Termopilas y decido no ir, en todo caso a la subida, que pasaré cerca.




En un semáforo cualquiera se para un coche con dos pimpollos a mi lado. Uno empieza a alabar mi moto con gestos elocuentes (tienen buen gusto los griegos) y me dice “italiano?” le digo que no, español y el tío cambia la expresión, se pone eufórico, “español, español, Perez, Florentino, Real Madrid” Yo estaba despollado. Al menos el consuelo es que identifican España con un tío sensato, imaginad que lo identifican con el payaso descerebrado de Laporta…

El puerto de Dephos me vuelve a alegrar y a hacer subir la adrenalina, curvas, subidas, olivos, me divierto, estoy pilotando, eso mola. Trato de no calentarme en exceso, que estoy muy lejos de casa y sin compañía, no quiero sustos.
Esta curiosa curva ya la había visto antes, en la crónica de Mc.
Me gusta mi moto, me gusta mucho (me apetecía decirlo).



Llego a Delphos, tardo en encontrar la entrada a las ruinas, pero como soy aplicado, la encuentro. Son las 15:30 y tenemos 37 grados, podría haber escogido un momento mejor para ver Delphos, pero es el que hay. Mi padre estaría orgullos de su chico. Siempre dice que soy un garrulo y no le falta razón, pero en esta ocasión, con 37 grados y vestido de romano, romano del siglo XXI con casco incluido, visité las ruinas. Y no solo las visité sino que las disfruté y mucho. Solo imaginar lo que significo aquello una vez en la historia, se pone la piel de gallina. El sitio es espectacular, entre dos inmensas rocas todo orientado a un valle precioso. El teatro, en el que cuesta imaginar 7.000 personas, el templo de Apolo, el estadio, si si Papá, subí hasta el estadio, para que veas.






Bajé, con la camiseta absolutamente empapado, totalmente derrengado, hecho una piltrafa humana, pero bajé contento, que cosas oye.

Paré en el pueblo a tomarme una cerveza, o dos. Había perdido mucho líquido y mi vida corría serio peligro. El camarero me preguntó que de dónde venía, cuando le dije que de España en moto, no acababa de creérselo.
Campo de olivos a la bajada de Delphos
Y aún me quedaba lo mejor….

Bajo hasta Itea y comienzo el recorrido por una de las carreteras más bonitas que recuerdo, la carretera de la cosa norte del Golfo de Corinto, hasta el puente de PATRA.

Es sencillamente espectacular, vas rodando, curva tras curva, con el mar del corinto a tu izquierda. Puedes fácilmente ver ambas caras del mar, la norte y la sur. La carretera está sembrada de unos pueblecitos idílicos que hacen de orilla a un mar absolutamente calmo. En cada pueblo, de pocas casas, se ve una orilla de playa de piedras con una terraza o dos de algún bar.





Voy pasando pueblo tras pueblo, embobado, absorto, hasta que no puedo más, tengo que bajar a uno de esos pueblos, sé que voy mal de tiempo, este viaje es lo que tiene, pero es un pecado no detenerse.






Cojo uno al azar y bajo, llego a una playa pequeña, con poca gente, muy poca, una terraza de un bar en el que me siento, encima de las piedras de la playa. Un camarero simpático y sonriente me atiende con amabilidad y me trae una cerveza. Creo que será la mejor cerveza de todo el viaje, seguro, lo afirmo ya. La paz y tranquilidad que se respiraba allí era indescriptible, bestial. El agua totalmente cristalina, transparente, el mar como una balsa de aceite, la tranquilidad de la gente. Para quedarse allí a vivir. Llegúe a pensar, “a tomar por culo, busco una habitación y me quedo aquí”, pero continué….

Cruzo el majestuoso y magnífico puente de PATRA, que une el Peloponeso con la Grecia Central.


Desde allí paso por la carretera más fea y aburrida del viaje, la que me lleva hasta Olimpia. No hay nada que ver, solo pasar los kilómetros lo más rápido que puedas. Llegando a Olimpia aprecio que mi pantalla se ha vuelto opaca. He asesinado a todos los insectos de Grecia en la parte de Peloponeso, a cascazo limpio. Como no veo nada abro la pantalla y sigo asesinando insectos, esta vez a ojazo limpio, lo cual me resulta ciertamente molesto. Al llegar a Olimpia tengo los ojos coloraos.



Olimpia, tranquilidad absoluta. Llego, hotel en el centro, limpio, moderno y barato, la mitad de los italianos. Como me gusta Grecia.

Ceno en una taberna del centro, cerveza local y una musaka riquísima.

Mañana más…