sábado, 14 de agosto de 2010

Día 31 de Julio, Ferry unos 90 km

Vaya nochecita, a la hora de sacar el billete del ferry, mi espíritu austero, que yo desconocía tener, triunfó sobre mi lado comodón y me saqué el billete en cubierta, sin camarote, 200 euros de diferencia tienen la culpa. Por una vez fui previsor y me subí la colchoneta y el saco de dormir con idea de dormir en cubierta. Imposible, la cubierta está muy mojada y hace mucho frío y viento, habrá que buscar sitio dentro.

El único sitio dentro que no tiene todas las luces encendidas es la sala de butacas, pero hay muy poco sitio para tirarse en el suelo y los pocos que hay decentes están ya cogidos (jeje, son las dos de la mañana, cosas de pimplarse una botella de vino en soledad…). Decido tirarme al lado de una puerta que pone “salida de emergencia” y maldita la hora, craso error. Por ahí se accede a un pasillo donde están los servicios. La sala es de unas 100 personas, pues juro que al menos 50 salieron a hacer aguas menores o mayores a lo largo de la noche y claro, cada vez que salían abrían la puerta chirriando a saco al lado de mi oreja a la vez que un enorme un chorro de luz me cegaba la cara. En fin….que he tenido noches mejores.

A las 7:30, harto del trasiego y de no pegar ojo me levanto. Tomo un café y dejo transcurrir la mañana al solecito, curioseando a la gente y leyendo a ratos. A las 12:30 llegamos a Cerdeña, dónde baja y sube gente. Ahí tiene lugar una transformación en el barco, llenan la piscina y extienden multitud de hamacas. Como por arte de magia aparecen multitud de ragazzas que debían tener escondidas en la bodega, todas con minúsculos bikinis y bronceados cuerpos. Es increíble, en Italia no deben existir los donuts (los han sustituido por silicona), están todas delgadísimas y si, buenísimas. Esto lo acreditaré con documentación gráfica que tuve que sacar para que no se me tache de mentiroso. Si va a ser verdad eso de que las italianas son guapas oye, ¿y yo para que quiero ir a Turquía?.

Veasé:




En el apartado de curiosear a la gente veo cosas con las que flipo. La noche anterior había una chica española con aspecto de punkie viajando sola, pelo rapado por los lados y largo por arriba, uñas moradas, ni fea ni guapa. Se veía que buscaba compartir el rato para hacer el viaje ameno, ya que no paraba de mirar y sonreír a uno u otro que veía solo (eh eh, a mi también, pero no era mi estilo, no le funcionó, jeje). En esto que entabla conversación con un italiano de su mismo estilillo, de estos con pintas de no haberse duchado en una semana pero con su punto hippie gracioso y melenilla rizada desaliñada de esas que gustan a las niñas. A las dos horas están dándose abracitos en cubierta para combatir el frío, a las tres se están comiendo a besos en la sala de butacas en la que yo duermo. Imagino que lo hicieron por no tener que practicar idiomas, al fin y al cabo los besos se entienden igual en español que en italiano. A la mañana siguiente ella desembarca en Cerdeña y el sigue a Roma, la despedida es cómo si se conociesen desde que ambos se destetaron, que cosas….¿me estaré haciendo viejo?

La tarde ya se me empieza a hacer larga en el barco, estoy deseando llegar a Civitavecchia, coger la moto y rodar. Mi intención es conseguir pasar Roma sin detenerme en ella, al fin y al cabo estuve no hace mucho. Quiero dormir en algún pueblo costero al sur de Roma, pero si se retrasa el ferry no sé si me dará tiempo.

He decidido coger el Ferry en Bari el lunes 2 a las 22 h, ya que el día 1, domingo, es a las 12h y tendría que pegarme el madrugón salvaje e ir a saco sin ver nada para poder pillarlo. Cogiéndolo el 2 puedo pasar tranquilamente por la costa amalfitana.

Unos italianos me han recomendado que tenga cuidado en Nápoles con la moto, que vuelan, que la deje en garaje.

Antes de desembarcar se me cae el mito, los pivones de la piscina eran las bailarinas y gogos de un grupo de baile, algo así como las “Malibú Girls” Ya decía yo, no era normal semejantes cuerpos, seguro que las italianas taxistas, ingenieros o vendedoras de El Corte Inglés son unos cayos y comen donuts de dos en dos.

Llegamos a Civitavechia a las 20:30 y consigo desembarcar a las 21h, muy tarde. En el desembarque soy más rápido que Alonso en las salidas de un GP, hago la pole y salgo el primero, pensaba que nos detendrían y no me da tiempo a despedirme del otro español, el de Gerona, quería desearle suerte, lástima, dudo si parar a esperarle, pero con el lío de camiones decido tirar. Veo desembarcar al italiano que se lió con la española maqui. El tío es todo un personaje, va en una vespa milenaria que parece que se va a desmontar al primer bache, lleva una especie de orinal por casco y una bolsa atada delante y otra atrás de la misma época que la vespa. ¿Qué se habrá recorrido este pollo con este maquinón? Miro mi BMW y casi me da vergüenza, Que pijos somos… Dudo si tirar para el Sur o buscar hotel en Civitavechia, estoy cansado y necesito una ducha, solo quiero cama. Paso por unos restaurantes al lado de playa chulísimos y “voila” un hotel, esta es la mía, es un 3 estrellas, parece muy apropiado. Paro la moto, entro a preguntar y si, le quedan habitaciones, pregunto el precio y el pollo me dice que 95 euros!!!!! “oye tío, que es para mi solo y la he pedido sin masaje” joooooder, como no se decir en italiano que deje de fumar porros cuando trabaja, simplemente le digo que muy caro y que me piro.

Paro en el siguiente, más modesto, casi cutre, vale, ya lo sé, aquí la marihuana es muy fuerte, no me cabe duda, me dice la chica que 85 € y el caso es que no tiene pinta de emporrada, a ver si eso es lo que valen por aquí…vaya ruina!

Que no cunda el pánico, estamos cerca de Roma y en la costa, unas playas chulísimas y unos sitios muy pijos, normal lo que cobran. Tomo la decisión de coger una carretera que va hacia el interior, seguro que en algún pueblo sin playa hay hoteles decentes a precios normales, si no este viaje va a ser una ruina. Craso error, empieza mi periplo buscando hotel y no hay nada, hasta que llego a Bracciano, un pueblo chulísimo al borde de un lago, aquí si que sí y ya estoy dispuesto a pagar lo que sea. Pues mal, pinta mal, dos hoteles completos pero veo que hay un camping, así que allá que voy, dispuesto de nuevo a echar cuerpo a tierra con tal de que tenga duchas. Agua, la recepción está cerrada, son las 23h. Puedo colarme, buscar donde plantar la tienda y arreglar cuentas mañana, pero decido un último intento para localizar un hotel que marcaba mi GPS en el pueblo. Quiero una camaaaaaaaaaaaaaa.

Encuentro el hotel y finalmente pago casi lo que en los otros (75 euros), podía haber acabado antes, parece que esto es lo que hay. Es modesto pero tiene mejor pinta por dentro que por fuera y la cama es duraaaaaaaaa!!!

Mi hotelazo!!

Lo bueno es el garaje, me lo vende el pollo como si fuera un garaje vigilado con cámaras de seguridad. Llevo la moto y es una especie de armario de puerta de madera vieja y lleno de ordenadores de desguace, apenas cabe la moto. ¿Seguro que estoy en Italia?


Me ducho a toda prisa y bajo con intención de comer algo. En un italiano me admiten pese a ser casi las 00h y me dan unos espaguetis riquísimos. Lo reseñable no es eso, es la cerveza, pido una birra y el pollo me viene con una botella de 66 cc, jejejeje, esta es la mía, me la voy a tener que beber!. Veo al camarero con su sonrisita y pienso “conmigo no puedes chaval, yo nunca me pido una birra sola, por muy grande que sea esta, caerá la segunda, total, siempre me dijeron que el tamaño no importa”. Y claro, a cabezón no me ganan, cayó la segunda, mejor no pensar cuantos cc me metí, total, no tenía que conducir y ya se me ha pasado, jeje..Ya no estoy para muchas, así que al hotel directo que mañana no quiero salir tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario