jueves, 5 de agosto de 2010

Día 9 de Agosto Sofía-Sarajevo 640 km













Hoy quiero llegar a dormir a Sarajevo, son una panzada de kilómetros y casi todos por carreteras secundarias, pero me hace ilusión llegar y ver con calma como es aquello.

A las 5:30 ya es totalmente de día y me despierto, ya hay gente trasteando en la calle, son madrugadores estos búlgaros. Dormito un poco y me levanto sobre las 7. Aunque quería salir pronto para ir haciendo camino, decido exprimir un poco más Sofía, ciudad que be había encantado la noche anterior. Cargo el equipaje y me dedico a recorrer la ciudad con calma, me encanta, es lunes y apenas hay tráfico, se respira tranquilidad por todas partes. Me siento en una terraza a desayunar y dejo pasar el tiempo observando el vaivén de la gente, los tranvías ir y venir, la vida de Sofía.





Por cierto, para los amigotes, en el ranking particular ese que tenemos, las búlgaras se han posicionado en primer lugar muy destacadas del resto.

Salgo dirección Belgrado hasta llegar a la frontera con Serbia, en la que echo un rato largo. Hay muchísimos coches y tardan bastante en los trámites.

Esto de la moneda local es un follón del carajo, en ningún sitio cogen euros, así que cambio la moneda búlgara que tenía por moneda serbia, moneda que tampoco me valdrá en Bosnia, ni la Bosnia en Croacia. He renunciado ya a saberme el nombre de las monedas y casi, hasta el valor del cambio.

Al pasar la frontera ya se ve que Serbia es otra cosa, siguen a años luz de una economía como la nuestra, pero hay mucha más actividad que en Bulgaria. Los campos están sembrados, muchísimo girasol y sobre todo maizales, que van acompañándome todo el camino. Los pueblos cercanos a la frontera se ven pueblos rurales, pero no abandonados como los Búlgaros. Eso si, el parque móvil es como el de España en 1970, se ven los mismos coches que tenían nuestros padres entonces.






Llego a la autopista en Nis, con intención de salirme de ella a los 20 km para enfilar Sarajevo por carreteras secundarias. Circulando por autopistas no te quedas con nada de cómo es el país que atraviesas, hay que salir a las carreteras y pasar por sus pueblos.

Nada más incorporarme a la autopista veo a una pareja que están parados en el arcén con una 1200 GS y, naturalmente, me paro por si podía ayudar. De sobra es sabido mis tremendos conocimientos de mecánica y mi habilidad para las ñapas de todo tipo, jeje. El pollo lo tiene jodido, vaya desaguisado se ha armado en su moto por una chorrada. Se le ha roto el guardabarros pequeñito de la rueda trasera y al romperse ha rebanado literalmente la goma de media rueda, arrancándola y dejando la mitad de la rueda en la carcasa. No siendo suficiente jodienda el tema, también ha roto la matrícula y el piloto trasero y ahí viene el problema, rueda aparte. Imagino que por efectos del dichoso cambus, la moto no arranca. A saber que cosa rara hace en la electrónica el haber roto el piloto trasero, pero ese motor está muerto. Esto va a ser demasiado incluso para un tío tan avezado con la mecánica como yo. Poco puedo hacer. Son griegos y los muy tocinos no tienen asistencia en carretera fuera de Grecia, así que están jodidos. Les digo que BMW tiene asistencia mundial por toda la vida del vehículo y ponen los ojos como platos. Llamo a Asistencia BMW en España y me dicen que hay que llamar a la BMW Griega para organizar el rescate, ya que la moto está matriculada allí. Me dan el teléfono y se lo facilito a la parejita, ya que yo en griego poco me iba a entender con los de BMW. Poco más puedo hacer, así que me piro dejando a los dos tortolitos ahí plantados, pero muy agradecidos. Por cierto, pasaron 4 o 5 motos más y ninguno paró, manda huevos la solidaridad motera….

En cuanto llegue a Madrid quito ese guardabarros, es una mierda que no vale para nada y mira el problema que les ha organizado a estos dos pobres griegos.

Sigo recorriendo camino por las carreteras serbias, en general con bastante tráfico y con un paisaje pobretón, ni feo ni bonito..Hay muchísimos camiones, por lo que me paso todo el camino adelantando, casi siempre en prohibido, pero eso no es culpa mía, me lo traje de Italia. Los serbios son muy agresivos al volante, adelantan aunque te vean venir de frente y la verdad, no voy muy tranquilo entre ellos. Me paro a tomar algo en algún pueblo perdido, pero a mi los pueblos serbios me recuerdan a los del oeste americano. Son unas cuantas construcciones desangeladas a ambos lados de la carretera, con los típicos comercios y algún bar. Eso si, en el campo se respira movimiento, los tractores están trabajando y los campos cosechados, cosa que no se veía en Bulgaria.



Paso por una ciudad más o menos grande, Uzice, en la que se ve mucho movimiento. En las afueras hay bastante industria y comercio. Según nos aproximamos al este se nota mayor prosperidad. Otra cosa que me llama la atención es que los ríos serbios son muy caudalosos, pero el agua baja sucísima. Y la dejadez en las carreteras, me he encontrado en Serbia 6 perros muertos en el arcén, con pinta de llevar mucho tiempo, parece que no recogen a los pobres bichos.

A partir de Uzice el paisaje mejora mucho, es montañoso, verde, boscoso y la carretera cada vez tiene más curvas y menos tráfico. Esa zona es divertidísima y me lo paso como un enano a pesar de los kilómetros que ya llevo metidos hoy.



De repente me sorprendo con una aduana que no esperaba, la de Bosnia, yo imaginaba que estaba bastante después. Es una aduana en plena montaña, una aduana pequeña y rápida, sin complicaciones. El poli bosnio me habla de la moto, me dice que el boxer es bueno pero que vibra mucho, jejeje, no tiene ni zorra de lo que es este boxer de ahora.

Paso la aduana y me quedo flipado, vaya carta de presentación de Bosnia, el paisaje es precioso. La carretera va entre dos enormes montañas dibujando un paisaje espectacular de montañas, bosques y valles. A partir de ahí ya sería igual de bonito hasta el mismo Sarajevo. A ratos va sobre una altiplanicie absolutamente verde a unos 1.000 de altura sobre el mar y a ratos pasa bordeando un pantano gigante con un montón de ramificaciones y un color del agua verde esmeralda.





Que diferencia entre Serbia y Bosnia. Económicamente hablando también, aquí se ven pueblos preciosos, rurales, pero con ganadería y terrenos trabajados. Los coches son más modernos que en Serbia.






En una recta veo la policía haciéndome señas para que pare, “vale, ya me van a entoligar” Lleva una pistola radar de esas que te enchufa según te acercas, imposible de detectar por atento que vayas. Pruebo con mi cara de tonto, pero esta vez no me funciona. Me dice el colega que iba a 136 km/ en una zona limitada a 60 km/h, mucho me parece, yo creo que no iba tan rápido, pero ponerme a discutir es la peor opción de todas, así que voy de buen rollete.

Dice que son 25 euros de multa, que tengo que ir a un banco a Sarajevo a pagarlo y con el recibo sellado por el banco, volver otra vez allí a recoger mi documentación, documentación que se queda el pimpollito en su poder. Total, que son 30 km de ida y otros 30 de vuelta, suponiendo que el pollo no se mueve de allí y son las 7 de la tarde, ya le vale al coleguita!

Le lloro y le imploro, pero nada, así que paso a la acción, le saco el fajo de billetes de moneda Serbia que no había cambiado en la frontera, ya que no había banco. El fajo impresiona, el cambio es de 1 euro por cada 50 unidades de moneda serbia, así que 40 euros es un buen tocho de billetes. Eso había, unos 40 euros. Le digo que se lo quede él y me deje ir, que hay casi el doble de los 25 euros de multa. Ya nos empezamos a entender….

Disimula, apunta mis datos en un papelajo y dice que a las 7 de la mañana irá al banco a hacerme el favor de ingresar el dinero de la multa y así me puedo llevar mi documentación, jejeje, como si yo fuera gilipollas. No lo apunta en el boletín de denuncia, sino en un papelajo, vaya cena se va a pegar a mi costa el muy capullo.Aún así al mal tiempo buena cara, esa solución me vale a mí y le vale a él, así que perfecto.

Bien mirado, 40 euros es una miseria si contamos todas la infracciones que llevo cometidas en este viaje, jejeje, pero en adelante ojo con la velocidad, que creo que hay plaga de radares pistola de esos.

Conclusión, la policía serbia es sobornable. No era mi primera vez, ya soborné también a uno en Costa Rica.










Llego a Sarajevo desde un puerto de montaña desde el que se divida la ciudad abajo, en el valle, me parece preciosa, está enclavada en un valle y rodeada de montañas. El centro de la ciudad está en el vértice del valle y luego las casas van subiendo por las laderas de las montañas en todas direcciones. La imagen según bajas el puerto es muy bonita.





Cuando entras en la ciudad, ya por las afueras, empiezas a ver los destrozos de los edificios por los balazos y cañonazos. La verdad es que es sobrecogedor, te causa una sensación extraña. Me pararía a hacer fotos, pero tengo entendido que no les gusta. Hay edificios sembrados de agujeros, otros en los que han tapado como han podido los agujeros con parches de cemento de relleno de forma que parecen como si hubieran pasado la viruela y otros que debieron recibir algún bombazo muy serio y han reconstruido parte de la fachada con materiales totalmente distintos a los originales, dando un aspecto dantesco al edificio. Además, en esta parte de las afueras no hay mucha gente a esta hora y la sensación de recorrer las calles viendo esto es sobrecogedora. Tuvo que ser tremendo lo que vivieron aquí y fue hace tres días como quién dice.





Llego al centro y la ciudad cambia totalmente, hay un entramado de calles, todas peatonales y abarrotadas de gente. La impresión es que casi hay más bares y restaurantes por metro cuadrado aquí que en la latina. Las calles son de edificios bajos, de dos alturas, de los que sobresalen una especie de chaflanes en los que hay todo tipo de tiendas o restaurantes. Los restaurantes fuera del chaflán, bajo unos toldos, tienen mesas de madera abarrotadas de gente comiendo, bebiendo y charlando, dando un aspecto muy agradable al centro de la ciudad, aunque es innegable que hoy en día es una ciudad turística..

Pregunto en dos hoteles y están llenos, pero a la tercera triunfo, un hotel pequeño, pero muy acogedor, en pleno centro y razonablemente económico, que suerte!!

No tardo ni 15 minutos en ducharme y salir pitando a patear la ciudad.








Ha merecido la pena la paliza de kilómetros para dormir aquí, que pasada. Esta ciudad no te deja indiferente.

Estoy un poco flipado, el contraste de ciudades en tan poco tiempo es bestial y la verdad, me cuesta interiorizarlo. Ayer estaba en Sofía, que no tiene nada que ver con esto, antes en Estambul y poco antes en Atenas y en Olimpia. Este viaje está siendo brutal. Me molan los cambios tan radicales, aunque haya que resetear la mente para poder situarte en el sitio en el que estás.

Por cierto, un comentario al margen de lo anterior. El precio de la gasolina en Serbia es del orden de 2,5 €/litro, no sé yo como coño se mueven estos serbios. En Bosnia cambia totalmente y es muy parecido al de Bulgaria, ligeramente superior a 1 €/l. Yo fui previsor y, gracias a los más de 500 km de autonomía de la elefanta, no tuve que repostar en Serbia. Con la diferencia de precio de un depósito me hago una noche de hotel, que barbaridad!

Cuesta pensar como países que vienen de una situación similar en un pasado no muy lejano, tienen estas diferencias en los precios de los combustibles y, a la larga, en la calidad de vida que tienen.

Serbia no me ha gustado, me gusta mucho más Bosnia, por todo, por sus paisajes, sus gentes y su mayor prosperidad.





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